Comienza un nuevo año. Miles de ideas nuevas inundan nuestra cabeza. Algunas ya estaban haciéndose hueco desde hace tiempo y otras nos llegan por el entorno en el que nos encontramos, que hace que queramos realizar cosas en las que nunca habíamos pensado.
Llevar a cabo aquellas cosas que hemos querido hacer siempre se convierte a principios de año en objetivos y propósitos a alcanzar.
Sin embargo, merece la pena pensar por qué no hemos llegado a alcanzarlos en años anteriores. Normalmente los motivos son fáciles de deducir: nos marcarnos metas demasiado altas, expectativas muy elevadas y difíciles de alcanzar, o queremos hacer cosas movidos por los demás que en realidad no necesitamos o no nos causan verdadero interés. Estas últimas no nos preocupan mucho, por lo que fácilmente las olvidamos de ellas, pero otras siguen año tras año en nuestra cabeza. Por tanto, es el momento de centrarse y establecer unas pautas para finalmente verlas cumplidas.
¿Qué quieres hacer?
La mayoría de las personas tenemos los mismos deseos: aprender algo nuevo, viajar, hacer ejercicio, adelgazar, comer mejor, dejar de fumar… El problema está en no encontrar lo que realmente quieres o se adapta a tí. Si te propones hacer ejercicio y sales a correr de la noche a la mañana lo normal es que no llegues a cumplirlo. ¿Por qué? Porque te tiene que gustar. Ser realista es fundamental para marcar estos objetivos. Si no has salido a correr nunca difícilmente lo harás ahora. Prueba otros deportes, o simplemente proponte ser menos sedentario. No generalices y establece algo concreto como caminar más.
¿Para qué lo necesitas?
A veces tenemos cosas pendientes que necesitamos para sentirnos realizados. Aprender o sentirnos bien con nosotros mismos son motivos suficientes para intentarlo. Cambiar hábitos no es nada fácil, por eso comer de manera saludable o perder peso necesitan de un esfuerzo adicional de nuestra parte, por eso, es uno de los propósitos que fracasan en un porcentaje más elevado. Prescindir de alimentos precocinados, bebidas azucaradas o intentar comer un poco menos puede ser un buen inicio. Hacerlo de forma gradual te ayudará a modificar los hábitos poco a poco.
¿Cómo hacerlo?
Aquí está el primer obstáculo. Nos marcamos objetivos, pero no especificamos cuando ni cómo vamos a conseguirlos. Es fundamental marcar un plan de acción. Si lo que queremos es comer de manera saludable debemos marcarnos algo concreto como desayunar saludable, y apuntarlo en un papel y comprobar si lo logras o no.
Mantener la motivación del principio cuando emprendemos algo es muy difícil por eso establecer bien los objetivos te ayudarán a conseguirlos con mayor facilidad y no caer en el intento.
La vida es un ciclo y los errores se repiten continuamente, por eso, analiza qué es lo que haces mal y busca una solución.
Si eres de los que se conforman con que todo vaya un poco mejor, piensa qué es lo que no ha ido bien este año. Hay que ser objetivo con nosotros mismos, y descartar que el problema sea nuestro. Un mal año lo tiene cualquiera, no pienses que el mundo está contra ti. Busca cosas que te hagan feliz. Deja a un lado las preocupaciones, intenta estresarte menos en el trabajo o en casa, se más optimista, preocúpate por aquello que realmente merece la pena, y piensa un poco en ti mismo. Cambiar la actitud con la que hacemos frente al mundo todos los días puede hacer que realmente todo vaya mucho mejor.